lunes, 23 de noviembre de 2009

La Oxitocina, la hormona del amor, el parto y las doulas




“No hay mejor manera de conseguir que un parto sea largo, difícil y doloroso y por consiguiente, más peligroso, que estimulando el neocortex”

“Quizás tengamos que replantearnos la clasificación actual de partos que dice que estos se dividen en partos vaginales y cesáreas, y clasificarlos en función de si un parto se ha producido con liberación de la hormona del amor o sin liberación de la hormona del amor, tal y como propone Michel Odent”

“Tradicionalmente las madres transmitían a sus hijas los conocimientos sobre el embarazo, el parto y el puerperio, y los sentimientos profundos añadidos a estos estados. Las doulas resurgen para retomar la red de apoyo entre mujeres, a la vez que pueden ayudar a refeminizar el parto, y recuperar la realidad de la maternidad como revolución vital en la vida de una mujer”
María José García-Robles

María José García-Robles es madre de dos hijos, asesora de lactancia materna del grupo de Sant Feliu, Barcelona, enfermera de atención primaria, educadora de disminuidos psíquicos y actualmente está formándome como Doula, esa figura presente desde el comienzo de la Humanidad que acompaña, escucha y vela por la mujer durante su maternidad y que está resurgiendo con fuerza en la actualidad.

A raíz de un curso que el obstetra Michel Odent y la experta y doula Liliana Lammers han impartido en Mares Doules y que tanto le aportado a todos los niveles, María José comparte en El Lector Alternativo Opina un breve resumen de lo que allí ha aprendido sobre la función de la oxitocina, la hormona del amor, las condiciones para que fluya en el parto, los impedimentos y el papel de las doulas.

Estas son sus palabras:

El fin de semana pasado, asistí al curso de formación de Doulas, impartido por Mares Doules.

Tengo la sensación que todo lo que lo que allí escuché marcará un antes y un después en mi camino como persona, como madre y como Doula.

No sé si estoy más emocionada por todo lo que nos contó el gran obstetra Michael Odent o por el descubrimiento de la, no menos, gran Doula, Liliana Lammers. Persona carismática donde las haya, que quiso compartir con nosotras su sabiduría de mujer.

“Para cambiar el mundo,
antes hay que cambiar la forma de nacer”
Michel Odent

Michel Odent, es el obstetra que revolucionó las ideas de atención al nacimiento. Es el fundador del Primal Health Research (Londres), cuyo objetivo es estudiar lo que ocurre en el “periodo primal” (desde la concepción al primer año). Su conclusión, es que igual que nuestra salud se determina durante el período primal, la forma en que nacemos y somos criados determina nuestra capacidad de amar.

Sus obras, artículos y cursos son fundamentales para entender la nueva concepción del nacimiento, en el que, el respeto a la esencia mamífera de los bebés y a la naturaleza del parto, son fundamentales.

“El gran descubrimiento de la segunda mitad del siglo XX,
fue comprobar que los bebés necesitaban a su madre”
Michel Odent

Para llegar a esta afirmación, aparentemente tan evidente, los investigadores sensibles con el tema tuvieron que pedir permiso a los comités de ética médica para poder llevar a cabo el “experimento”. Querían estudiar el efecto que tenía dar el niño a su madre después del parto. Según Odent, el trabajo en el siglo XXI será redescubrir las necesidades de la mujer que da a luz para contrarrestar los cientos de años de condicionamientos culturales.

Este redescubrimiento pasa por conocer la fisiología del parto y darle máxima importancia, entre otros, a la hormona del amor: LA OXITOCINA.

La Oxitocina es una “hormona tímida” según definición de Liliana Lammers, y es el primer componente del cóctel del amor, que todos los mamíferos necesitan liberar para parir a sus crías. Además, es necesaria para el alumbramiento de la placenta, está presente en el reflejo de eyección de la leche en la lactancia y en el acoplamiento sexual entre mujer y hombre.

En la hora siguiente al nacimiento se da un pico de oxitocina, estimulado por el primer contacto entre la madre y el bebé. Es por eso que en todas las situaciones descritas anteriormente, los humanos sentimos la necesidad de intimidad y de escondernos de las miradas para no sentirnos observados. Para que la oxitocina fluya libremente, la mujer necesita mucha intimidad.

Ya se puede decir, porque lo avalan los estudios científicos, que la liberación de la oxitocina depende de lo que sucede en el entorno y que esta hormona es “menos tímida” si el entorno es femenino. La Historia muestra que los partos siempre han estado acompañados por otras mujeres.

Hacia la mitad del siglo XX aumenta de forma increíble la masculinización del entorno del parto, fundamentalmente hospitalario. En los años 70 aparecen las teorías de participación del padre en el parto, la introducción de la maquinaria tecnológica, la especializaciones médicas, y en los últimos tiempos, la influencia de la imagen y de los soportes visuales dentro de los partos, como vídeos y fotos.

Para entender el funcionamiento de la oxitocina también es necesario entender cómo actúa su antagonista la Adrenalina. Esta se segrega en situaciones de urgencia, miedo o frio, es decir, si segregamos adrenalina inhibimos la segregación de oxitocina tan necesaria para parir. Para que un parto funcione, es importante que la adrenalina se encuentre en niveles muy bajos en la madre y en las personas que la rodean, incluido el padre. La duración de un parto es proporcional al índice de adrenalina de las personas que lo rodean.

Los humanos, como los primates, nos caracterizamos por tener muy desarrollado nuestro neocórtex. Esta corteza cerebral debe ponerse en reposo en el parto, tarea difícil cuando frecuentemente hay estímulos en el entorno del parto que se encargan de ponerlo en funcionamiento. No hay mejor manera de conseguir que un parto sea largo, difícil y doloroso y por consiguiente, más peligroso, que estimulando el neocórtex.

Algunos de estos estímulos para el neocórtex son:

  • El lenguaje racional: El silencio es una necesidad básica de la mujer que da a luz. El lenguaje, y en particular las preguntas dirigidas a la mujer que está pariendo, puede interferir en el proceso fisiológico del parto
  • La iluminación: La oscuridad favorece el trabajo de parto porque pone en reposo el neocórtex
  • La intimidad: Sería necesario empezar a tomar consciencia de lo que realmente significa la palabra intimidad en todas las fases del parto. Para que el proceso fisiológico se lleve a cabo con normalidad, la mujer no debe sentirse observada por nadie
  • La seguridad: Es una necesidad básica de la mujer que pare. El entorno, una vez más, ha de proporcionar un ambiente de completa seguridad, de intimidad, donde la mujer pueda ser totalmente espontánea, en una habitación en penumbra, y dónde no se sienta observada

Parece una paradoja entender esto si tenemos presente cómo se desarrollan habitualmente, la mayoría de partos hospitalarios en nuestro medio. En las situaciones donde la mujer tiene índices de adrenalina tan altos, resulta difícil imaginar como el parto puede transcurrir con normalidad.

Después del nacimiento del bebé, la madre tiene el pico de oxitocina más alto de toda su vida. La necesidad de intimidad no termina después del nacimiento. El ambiente que no perturba el parto es también el que no perturba el primer contacto entre la madre y el bebé. Es el primer cruce de miradas. Los ojos del bebé atraen los ojos de la madre y los de la madre al bebé. Parece ser que este cruce de miradas es un momento privilegiado en la futura relación madre-bebé y NUNCA tendría que haber nadie que lo perturbara. En este momento se debería producir la primera tetada; la piel, la mirada y la estimulación del pezón, harán segregar la hormona necesaria para que se produzca el reflejo de expulsión de la placenta.

Otra práctica habitual y no menos innecesaria es el pinzamiento o el corte temprano del cordón umbilical. Con esta práctica tan frecuente, se priva al bebé de una cantidad importante, alrededor de 40 mg, de sangre rica en elementos minerales y de células madre.

Quizás tengamos que replantearnos la clasificación actual de partos que dice que estos se dividen en partos vaginales y cesáreas, y clasificarlos en función de si un parto se ha producido con liberación de la hormona del amor o sin liberación de la hormona del amor, tal y como propone Michel Odent.

En este contexto, parece necesaria la presencia de una figura maternal que proteja a la mujer del entorno. El fenómeno DOULA demuestra que puede ser esta la persona protectora que necesita la madre. Tradicionalmente las madres transmitían a sus hijas los conocimientos sobre el embarazo, el parto y el puerperio, y los sentimientos profundos añadidos a estos estados. Las doulas resurgen para retomar la red de apoyo entre mujeres, a la vez que pueden ayudar a refeminizar el parto, y recuperar la realidad de la maternidad como revolución vital en la vida de una mujer.

María José García Robles

Fuente: www.elblogalternativo.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La doula es una figura maravillosa que ya intuí cuando dí a luz de mi primer hijo y quise que me acompañara mi Amiga-Mujer-Madre Maire. Ella era mi Doula, no conociamos la figura, ni el término de Doula, pero nuestro instinto nos guió. Por eso creo que todas somos Doulas y todas estamos conectadas. El amor por nuestros hijos concebidos o fecundados o nacidos es la llave que nos abre las puertas a recordar y revivir nuestra esencia.
Muchas gracias Amigas Todas. Soledad

Anónimo dijo...

Revelador el escrito de Maria José a través de su experiencia. Ojalá todas las madres conocieran esta realidad antes de la concepción de sus hijos. Y ojalá todas las mujeres conozcan la existencia de las DOULAS. Creo firmemente en su fuerza femenina, en la energía que transmiten y en el apoyo amoroso que supone su presencia en el parto. Porque lo he vivido, porque lo he sentido con el corazón.
Con Amor.
Concha (en el camino para ser DOULA)