jueves, 27 de diciembre de 2012

La episiotomia.

La episiotomía

Hoy encontré esta entrada en el blog del Centro Hebamme y no puedo resistirme a compartirla con vosotr@s y darle difusión. Es que habla tan clarito de lo que es una episiotomía y de su uso indiscriminado y de los miedos que hay detrás... aquí os la dejo. Lo moradito y en cursiva es mío.




martes, 27 de noviembre de 2012
La episiotomía


Según la Real Academia de la Lengua Española, mutilación es la acción y efecto de mutilar. Mutilar, a su vez, según la misma institución académica, proviene del latín (mutilāre), y significa cortar o cercenar una parte del cuerpo, y más particularmente del cuerpo viviente. Esto, como ven, no es un invento mío: es una definición.

Siguiendo con las definiciones, episiotomía proviene del griego (ίσιον, pubis, y -tomía) y es una incisión quirúrgica en la vulva que se practica en ciertos partos para facilitar la salida del feto y evitar desgarros en el periné. Esta última parte la rebatiremos con evidencia científica más adelante.

Así que, independientemente de la causa, de la justificación, de la necesidad de hacerla o no, la episiotomía es una mutilación. ¿Y por qué digo esto, sabiendo que me meto en las fauces de los lobos? Porque lo que quiero es que los profesionales que tenemos a veces la imperiosa necesidad de hacerla, para evitar un mal mayor, no se nos olvide que es una mujer la que está ahí, la que se va a quedar con ella, la que sufrirá las consecuencias (que gustosamente ofrecerá si sabe que es por salvar la vida de su bebé), pero que por eso no va dejar de ser una mutilación, no va dejar de doler, no va a dejar de tener secuelas, aún siendo totalmente necesario.

Hace tiempo que tengo esta entrada en modo borrador. Hace tiempo que me debato internamente entre llamar a las cosas por su nombre, cosa que hago a veces demasiado, pero que al fin y al cabo es lo que creo más correcto, y ser diplomática y no remover aguas turbulentas. Pues que se remuevan las aguas.

Este verano, en Granada, estuvimos hablando África Caño (una magnífica ginecóloga, que también las hay) y yo sobre esto. No estaba ella de acuerdo conmigo en el término mutilación, por la implicación de la palabra socialmente relacionando la mutilación genital femenina que se practica en otras culturas.

Es verdad que no se puede comparar una episiotomía con una mutilación genital practicada por unas culturas que desprecian a las mujeres, desde la ignorancia y la mala fe (dañar por dañar). Aunque, aquí difiero, no creo que nos diferenciemos tanto. En esas culturas en las que decimos que se mutila a las mujeres no dañan por dañar sino que desde sus conocimientos y cultura también creen que es lo mejor para ellas. También hay falta de desconocimiento y de cultura científica. No son peores que nosotros, lo siento.
Y no se puede comparar porque no quiero ni puedo pensar, que nadie en el mundo sanitario haya practicado nunca una episiotomía con mala fe; por ignorancia sí, muchas veces (ignorancia de la evidencia científica); por miedo, porque creyó que era lo mejor para el bebé y la mujer (aunque se equivocara de lado a lado). Esos pudieron estar "justificados" hace un tiempo; ahora no.

Que ahora un profesional siga practicando episiotomías de rutina es comparable a una mutilación, porque ya no se puede un profesional amparar en que no tiene acceso a la información (que es aplastante desde hace años); porque un profesional no puede seguir diciendo "que le enseñaron así". Porque un profesional tiene la obligación de actualizarse, de modificar conductas si se demuestra que hay otra forma de hacerlo, y porque un profesional tiene la obligación legal de pedir permiso para actuar y hacerlo siempre buscando no hacer daño.

África y yo no llegamos a un acuerdo. Yo sigo diciendo que la episiotomía, asépticamente hablando, como ya hemos visto en la definición, es una mutilación. Como lo es una amputación o una incisión quirúrgica.

Cuando existe la necesidad imperiosa de hacer una episiotomía (un bebé pasando serios apuros para resistir una contracción más, un parto instrumental con fórceps, o una vulva con grandes cicatrices resultado de una mutilación genital o quemaduras graves), se hace. Pero se hace a conciencia, sabiendo el dolor que produce (y producirá después), sin perder nunca de la mente que la mujer que está delante de nosotros se llevará una cicatriz a su vida, para siempre. Y se hace explicando por qué es necesario, y previa autorización.

La evidencia dice que la episiotomía no previene los desgarros graves; es más, los desgarros graves son más frecuentes con episiotomía previa. Así que, dejad la bola de cristal para los expertos. "Se va a ir", "mejor un picotazo que un desgarro", "este periné no da de sí"... todo esto sobra. Y lo dice la evidencia científica y la física. Si tenemos una superficie circular, la presión ejercida en los puntos de la circunferencia se reparte de forma equitativa; si cortamos la circunferencia, la presión ejercida en el punto del corte es infinitamente mayor que en el resto, por lo que toda la fuerza se verá concentrada en una zona puntual. Por eso tampoco hay que poner los deditos en el clítoris ni en ninguna parte que redistribuya las fuerzas y las concentre en lugar de repartirlas. Como ejemplo: si pretendemos romper un trapo, la presión que ejercemos con las manos para desgarrarlo es mucho mayor que si le cortamos un poquito (un piquito) y tiramos por ese punto.

Los desgarros espontáneos en la vulva, suelen ser centrales, pues el centro tendinoso del periné está más reforzado, menos sensible y menos vascularizado. Van a ser con mucha frecuencia, de poca profundidad y van a cicatrizar con menores secuelas. El cuerpo femenino está bien pensado para parir y no dejar muchas secuelas, aunque muchos aún no se lo crean.

Para evitar los desgarros, lo importante es que la piel y las mucosas estén en buen estado (el masaje perineal se hace antes del parto, en el embarazo, y no durante el parto), que el suelo pélvico esté con buen tono (prevenir empieza por conocer), que la mujer pueda parir en postura libre (nunca en litotomía), que la cabeza descienda a su ritmo y sin forzar (las prisas para el autobús), que se aplique calor local con paños húmedos cuando esté coronando la cabecita del bebé (si la mujer quiere y le alivia), y que las manos de la matrona estén donde deben estar: lejos del periné o simplemente sosteniendo, no presionando.

Para prevenir la episiotomía, sólo hace falta tener las tijeras fuera del alcance y no tener intención de hacerla a menos que exista una causa de fuerza mayor, pero muy mayor.

Yo he hecho una episiotomía en 5 años. Seguramente tengo suerte con los perinés (como me dicen algunas) y me tocan todas las mujeres con periné de marca. En todo este tiempo, no he tenido ningún desgarro de tercer y cuarto grado. Sí he tenido que suturar desgarros, y otros no.

Como fisioterapeuta especializada en suelo pélvico, he tratado unas cuantas mujeres con lesiones perineales. No muchas, porque pocas llegan a tratarse. Pero todas ellas por lesiones perineales con episiotomía. Ninguna por secuelas de desgarros espontáneos (que no digo que no haya, digo que a mi consulta no han venido). Con algunas de estas mujeres, aún sigo llorando cuando salen de la consulta. Lloro por el dolor que tienen, por el tiempo que han pasado sufriendo (y el que les queda), por los meses y años que sus parejas están pacientemente esperando poder volver a tener relaciones sexuales con ellas.

Estoy harta de escuchar excusas absurdas. Me impacta que aún muchos crean que no es para tanto. Las cifras cantan. Se hacen muchas episiotomías innecesarias. Se hacen muchas episitomías porque no se tiene paciencia, porque se tiene miedo. Lo que tienen que hacer estas personas, es tratarse ellas, aprender a relajarse y a esperar, a hacer las cosas con conciencia y con templanza. Recuerdo una vez que una compañera me dijo que me admiraba por la paciencia que tenía (fue un parto que estuvo la cabeza coronando un buen rato) y que ella se ponía muy nerviosa y hubiera cortado antes. ¿Y te das cuenta de que el problema lo tienes tú y no esa pobre mujer?, le contesté.
Pues eso.


Fuente. doulaporinternet.


martes, 11 de diciembre de 2012

Cápsulas de Placenta, ¿Cómo se encapsula una placenta?

 
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Autora:  Diana Vegas. Vínculo original de publicación: http://www.placentera.com/por-queacute-encapsular-la-placenta/cmo-se-encapsula-una-placenta 

Elaborar cápsulas de placenta implica enjuagar, laminar y deshidratar la placenta a bajas temperaturas, moler las láminas secas hasta obtener un polvo fino con el que se rellenan las cápsulas blandas. Las cápsulas de placenta se conservan refrigeradas y son un aliado muy útil en la transición de la gestación a la maternidad.

El racional de por qué comer la placenta tras un parto se sustenta en que hacerlo reincorpora a la madre lo que la placenta tomó de ella durante los 9 meses para formar a su bebé. Ese ‘tomar’ de la placenta es tan poderoso que es la razón por la que a las mujeres se les hace tomar suplementos vitamínicos y minerales durante todo el embarazo. Consumir la placenta tras el nacimiento es una forma de reintroducir al organismo de manera que la transición a la maternidad sea progresiva.

Sólo hay un momento para recolectar la propia placenta y es el momento justo del parto, bien sea parto vaginal o cesárea la placenta puede utilizarse. Más aun no existe otro producto que permita aliviar los principales problemas del postparto y en esto se destaca la placenta: los beneficios registrados de consumir la placenta son:

  • Ayuda al útero a contraerse a su tamaño original. 
  • Restaura la energía tras el esfuerzo del parto.
  • Aporta hierro, minerales y vitaminas. 
  • Balancea los niveles hormonales. 
  • Reduce la loquia o sangrado post parto.
  • Aumenta la cantidad de leche y mejora la calidad de la misma. 
  • Asistir en la transición hacia la menopausia (tintura de placenta).

Algunas Investigaciones

En humanos el consumo de placenta ha aumentado la cantidad y calidad de la leche también se ha comprobado la presencia de hormonas reductoras de estrés en la placenta. En animales ha reducido la recepción de mensajes de dolor en el cerebro (acción analgésica) y demostrado la presencia de células reparadoras en extracto de placenta humana; la prueba fue en realizada en ratas.

¿Cómo preparar el espacio? ¿qué medidas sanitarias debo tomar en cuenta?

Las preparaciones con placenta, por tratarse de sangre y tejido se llevan a cabo bajo estrictos protocolos de esterilización de instrumentos para impedir la contaminación cruzada (en mi caso me certifique según los protocolos del departamento de salud y seguridad ocupacional de los estados unidos OSHA).

Aun si vas a preparar las capsulas para ti misma en tu propia casa es sensato esterilizar las superficies e instrumentos que vayas a utilizar antes y después de la preparación. Para esterilizar las superficies e instrumentos puedes usar un disolución de cloro al 10% (1 parte de cloro por 10 de agua) o bien utilizar algún germicida, bactericida de amplio espectro y no tóxico como Gerdex. Es importante que dejes el cloro o el gerdex en contacto con las superficies e instrumentos al menos 5 min antes y después de utilizarlas.

¿Cómo preparar las cápsulas?

Existen dos métodos para preparar cápsulas de placenta: el método tradicional Chino y el método crudo o raw.

1) El método tradicional Chino. Cocina la placenta al vapor cuidando que el agua hirviendo no entre en contacto con la placenta. Al agua se le añade jengibre, limón y ají todos considerados alimentos 'calientes'. Luego que la placenta pierde los jugos (que al pincharla no salga sangre, 15 min aprox) se rebana en láminas delgadas y se deshidrata a bajas temperaturas*si no tienes deshidratadora puedes usar un horno convencional en la temperatura más baja posible y dejando la puerta del horno entreabierta (puedes sostenerla abierta con una cuchara de palo o madera)

2) El método crudo. Utiliza la placenta fresca. Ésta se corta en láminas delgadas y se deshidrata también a bajas temperaturas. 
  

El método tradicional chino se basa en la teoría que el trabajo de parto y el nacimiento deja espacios abiertos en la madre que son considerados Yin o fríos. La placenta es considerada fría, pero al cocinarse al vapor con ciertas especies el resultante es un tónico caliente que introduce Yan y por ello es considerado una buena forma de sanar tras el parto. 
 

El método crudo se basa en la premisa que el calor destruye enzimas, hormonas y quiebra proteínas, por eso toda preparación se restringe a temperaturas menores a 48ºC.

Independientemente si optas por el método chino o crudo luego de deshidratar, las láminas ya secas se muelen (en un molinillo de café o en un mortero o en su defecto en licuadora o procesador de alimentos, eso si que esté todo bien seco para que el polvo no se humedezca. Con el polvo que resulta (ojo dejar asentar el polvo luego de moler y usar mascarilla protectora) se rellena las cápsulas (vegetarianas o de gelatina).
 Las cápsulas vacías puedes conseguirlas en tiendas naturistas o en el departamento de farmacia de alguna universidad local. Y aunque es cómodo usar una maquinita para encapsular, también puede realizarse a mano.

Por lo general una placenta arroja entre 170 y 230 cápsulas tamaño '0'. La madre puede consumirlas todas en las primeras semanas postparto, puede conservar algunas para otras etapas de transición, como volver al trabajo o puede incluso conservar congeladas unas cuantas para la transición a la menopausia. Con el polvo ya deshidratado pueden realizarse muchas otras preparaciones, como cremas, aditivos para el shampoo (les suena placenta de oveja?), puedes usarse en caldos y sopas y muchas otras preparaciones, que descutiremos en una próxima entrada.

¿Dudas? puedes usar la sección de comentarios o escribirnos a transicionplacentera@gmail.com

martes, 4 de diciembre de 2012

Primeras Jornadas "Sabemos Parir"

1°Jornadas "Sabemos parir"


Jueves 13: PARTO RESPETADO

17:30 h. Presentacion de las jornadas.
18 h. Charla: "La figura de la Doula"
19:00 h. Mesa redonda: "Experiencias de parto"
*Dinamizacion: Alicia Conca
*Lugar: Ateneo LLibertari L'Escletxa, Av. de Alcoi, n°155, Entresuelo A

Viernes 14: EMBARAZO CONSCIENTE

17:30 h. Talleres vivenciales:
- "Concepcion, embarazo y parto conscientes"
-"Masaje prenatal ayurvedico"
*Dinamizacion: Inmaculada Vidal y Teresa Navarro
*Lugar: Casal Popular "Tio Cuc", en la Calle San Leandro, n°6

Sabado 15: CRIANZA NATURAL



11:00 h. Taller vivencial: "Psicomotricidad relacional"
14:00 h. Descanso y espacio para comida y convivencia (habra menu para la autogestion)
16:30 h. Charla: "La Lactancia materna"
18:00 h. Taller vivencial: "Crianza en brazos"
*Dinamizacion: LLanos Pastor, Arantxa Silva, Ana Miro y Soledad Mejias
*Lugar: Escuela libre "El Jardi dels Somnis"

martes, 30 de octubre de 2012

"La reflexología no interfiere en los procesos naturales", Entrevista a Mauricio Kruchik, reflexólogo

Mauricio Kruchik
En Bebés y más, siempre desde nuestra linea de trabajar de ofreciéndole a nuestros lectores el mayor rigor posible, os hemos hablado de fórmulas alternativas para mejorar la experiencia del embarazo y el parto: masajes, ejercios de respiración, canto, acupuntura y hoy queremos conocer mejor lo que ofrece la reflexogía a las madres.
Para acercaros la reflexología hemos entrevistado a Mauricio Kruchik, uno de los más conocidos especialistas en la reflexología y la maternidad. Yo, debo decir, tengo dudas sobre estas terapias alternativas, pero precisamente, por mis dudas, creo que es interesante averiguar cual es la base en la que se apoyan.
La reflexología se basa en la teórica conexión entre determinadas partes del cuerpo y otros sistemas o partes del cuerpo. No se considera una ciencia y la comunidad científica afirma que, si retrasa otros tratamientos médicos, puede ser peligrosa, pues no se ha demostrado su efectividad en el tratamiento de dolencias.
Mauricio Kruchik es uruguayo de nacimiento y vive en Israel,casado y con dos hijos. Trabaja como reflexólogo, doula y educador perinatal y complementa sus actividades como conferenciante y profesor de reflexología, siendo invitado a numerosos congresos nacionales e internacionales, cursos y talleres. Es autor de los libros “Analyzing Personality Patterns Through the Feet” y “Reflexology for Cancer Patients”.
Es fundador y presidente de la Sociedad Internacional de Reflexología en la Maternidad.
Creador del MRTP (Maternity Reflexology Training Programme) seguido por más de 2000 profesionales de la Reflexología y de la Obstetricia en todo el mundo. En España se ha enseñado en 38 oportunidades, formando a cerca de 500 personas, incluyendo 150 Matronas.
Mauricio, yo admiro mucho tu trabajo como doula, pero debo decirte que soy francamente escéptica respecto a la reflexología. Aún asi, conozco a varias matronas que la usan y eso me hace preguntarme qué razones hay para ello. ¿Qué es exactamente la reflexología?
La Reflexología es una terapia manual basada en el principio que existen zonas reflejas en las plantas y los reversos de los pies. Dichas zonas reflejas representan tejidos, órganos, músculos, glándulas. A través de presión, masaje y manipulación de las distintas zonas estimulamos aquellos órganos representados en los pies, con el fin de que el cuerpo comience a funcionar en armonía, equilibrando los canales energéticos hacia y el funcionamiento de cada uno de ellos.
Cuando llegué a la Reflexología ni sabía de qué se trataba hasta que una reflexóloga en una charla de presentación me hizo una lectura de pies. Fueron tres minutos alucinantes que cambiaron mi vida.
Todo lo que esta profesora afirmó en su lectura, tanto en lo referente a mi personalidad como al funcionamiento de mi organismo y anteriores patologías fue asombrosamente exacto.A tal punto que me apasionó instantáneamente.
Me dije a mí mismo y sin dudarlo: tengo que aprender esto. Así fue que comencé a estudiar reflexología sólo dos días después y luego de un mes y poco dejé mi puesto como Analista de Marketing en la empresa Fiat, en Israel.
La reflexología trabaja en la base de que existen áreas reflejas en los pies. Es así que en la reflexología no diagnosticamos, sino que evaluamos pautas y caminos para entender la salud del paciente en todos los contextos: cuerpo, mente y espíritu.
Pero, la reflexología no es una ciencia.
Yo concibo que la reflexología es una terapia por propio derecho, no una técnica. Tampoco es una ciencia ni puede serlo, ya que todo depende de la persona. Y en la Reflexología no vemos al ser humano como una estadística, sino como a un individuo único e irrepetible.
La reflexología busca, a través de la información recibida a través de los pies, alinear las energías del organismo para que éstas sintonicen y creen armonía. A esta armonía le llamamos balance o equilibrio, no importa el nombre. Lo que importa es la sensación de bienestar.
Sirva o no de algo lo que planteas, ¿se citan contraindicaciones en el embarazo?
Mucho se ha hablado y se habla sobre la reflexología y sus contraindicaciones. Una de ellas, de la cual se habla más es sobre el embarazo. Se afirma y se presume que la reflexología puede crear contracciones antes de tiempo y que puede causar un aborto. Pues bien, nada más incorrecto. La realidad muestra exactamente lo contrario.
Pero, si no hace nada bueno, tampoco puede hacer algo malo. Es una contradicción. Siempe que la reflexología no retrase otros tratamientos no debería ser ni buena ni mala, solo un placebo De todos modos, lo de que no puede provocar contracciones, ¿puedes explicarlo con argumentos
Que no sea una ciencia no quiere decir que no haga nada bueno. Todo lo contrario. La Reflexología logra en primer lugar un equilibrio del sistema endocrino que deriva en un mejor funcionamiento del organismo. Tampoco es un placebo, ya que el concepto de placebo se asocia con la neutralidad.
En una sesión de Reflexología dirigimos nuestra forma de trabajar a la manipulación de zonas específicas a un objetivo determinado con el fin de estimular un proceso fisiológico determinado. Y con respecto a las contracciones, sí que puede estimularlas, pero sólo cuando el parto ha comenzado. De todos modos, aclaro:
En primer lugar, la reflexología trabaja con las mismas energías del organismo sin introducir ninguna sustancia externa que el cuerpo no conozca y al que se deba acostumbrar.
El principio fundamental que acompaña a la eflexología es el de estimular la propia capacidad de rehabilitación y auto cura del organismo. Ni más ni menos. Es por ello que nunca seríamos capaces de interferir en un proceso natural que el organismo reconoce como natural.
En segundo lugar y en el caso específico del embarazo, debemos recordar que durante el embarazo la placenta segrega una hormona que se encarga de proteger al embarazo y evitar el parto. Hablo evidentemente de la progesterona. Mientras la placenta le sea útil al feto, la progesterona evitará las contracciones. La Reflexología no tiene ninguna incidencia sobre la producción de progesterona, por lo cual es imposible que pueda alterar el calendario de eventos programados por la naturaleza.
En tercer lugar, cuando se habla de la prohibición de recibir una sesión de reflexología en el primer trimestre por miedo a un aborto mi respuesta es muy simple: no se conoce aún ningún caso en el mundo entero en el cual una mujer que haya recibido reflexología en el primer trimestre haya abortado como consecuencia de ella.
Mientras no se logre demostrar con certeza y con argumentos que lo validen, este hecho seguirá siendo un mito sin base alguna. Es más, muchas mujeres hoy en día recurren a la reflexología como ayuda para paliar las náuseas y el malestar matinal en el primer trimestre, si bien un síntoma incómodo y detestable, un signo benigno de que todo va bien.
curso de reflexologia de mauricio kruchik
¿Pero produce algún beneficio?
Muchos. Una prueba de ello es que en el mundo entero es cada vez mayor la cantidad de gente que es tratada con éxito con reflexología. No olvides que es una forma de terapia muy nueva, tiene sólo 95 años de edad, pero sólo en los últimos 40 es que la Reflexología ha comenzado a hacerse más popular.
Personalmente nunca recomiendo sustituir cualquier tratamiento médico por la Reflexología o por cualquier otra terapia de contacto. Integrar ambas formas de curación es lo que se impone.
Siempre he sostenido que si hay un segmento de la población para el cual la Reflexología es beneficiosa e indicada, esas son las mujeres embarazadas. Y si hay un proceso para el cual la Reflexología se revela como una terapia liberadora, estimulante y reparadora, ése es el proceso de la maternidad en todas sus etapas: fertilidad, preconcepción (preparación para el embarazo), embarazo, parto, primer postparto, puerperio y lactancia.
La persona titulada en reflexología, al atender a una paciente o una pareja que vienen a su consulta, debe estar correctamente capacitada para poder saber contestar a sus preguntas y para poder orientarle en el proceso de la maternidad, cualquiera sea éste. Se espera de dicho profesional que esté no sólo profesionalmente sino éticamente preparado a recibir a sus pacientes, mostrar una conducta comprensiva, exponer las virtudes de su tratamiento con claridad como así exponer sus limitaciones con la misma claridad y honestidad.
¿Qué puede hacer la reflexología, en tu experiencia, para mejorar el estado de una embarazada?
El proceso de la maternidad es el paradigma de la prevención. Al contrario de las enfermedades, que pueden desarrollarse sobre períodos indeterminados de tiempo, el embarazo tiene un calendario fijo desde el comienzo de los tiempos. Son 40 semanas. O 266 o 280 días dependiendo del momento desde el que se cuente. Y unas horas, una o dos semanas, algún día más o menos alrededor de estos parámetros en la gran mayoría de los embarazos.
Y al no ser una patología o una enfermedad sino un proceso que tiene un punto de partida y un punto de término, y en cuyo proceso los acontecimientos cuentan con un calendario muy exacto para suceder según la mujer, podemos planear un curso de tratamiento ideal con reflexología que acompañe el embarazo en su totalidad.
¿La usáis con la anemia, la naúseas o el estreñimiento?
Quiere decir que para mejorar su estado, lo mejor es prevenir y conocer toda la información posible sobre la embarazada en cualquier momento dado del embarazo.
Por ejemplo, sabemos que si una mujer tiene un bajo nivel de hemoglobina al comienzo del embarazo, debido a la hemodilución de la hemoglobina en un mayor volumen de sangre, será muy posiblemente recetada con tabletas de hierro. Las tabletas de hierro pueden causar estreñimiento y el estreñimiento prolongado, sobre todo en los últimos dos meses del embarazo cuando la presión sobre los intestinos es muy grande y cuando la cabeza del niño comienza a descender y encajarse en la pelvis, presiona el recto y puede generar hemorroides.
¿Qué hace en esos casos un reflexólogo?
Tratar a la mujer por anemia y sus secuelas, como fatiga y falta de oxígeno, integrando al mismo tiempo una estimulación tal de reflejos del sistema respiratorio, del sistema endocrino y para prevenir el estreñimiento, una estimulación constante del sistema digestivo.
Cuando estamos a término en el embarazo y aparecen hemorroides, se debe trabajar con más asiduidad para contrarrestar la presión sobre el colon descendente, recto y ano por causa de la ubicación de la cabeza del bebé.
He visto que organizas cursos de reflexología en los que se incluye la fertilidad. ¿Puedes explicarnos en qué puede ayudar?
Una de cada cinco parejas que recurren a la reflexología tienen éxito y pueden concebir un niño. Rectifico: una de cada cinco parejas que comprueban tener problemas en concebir y que recurren a la reflexología son ya felices padres hermosos niños.
No es una tasa asombrosa de efectividad, pero si es interesante. ¿Hay investigaciones científicas estadísticas a este respecto?
Las fuentes de esta estadística las podemos encontrar en la fenomenología y basada en los reportes y experiencia de cientos de reflexólogos en el mundo entero, ya que no existe una investigación científica de acuerdo a los criterios ortodoxos de investigación que respalde dichos parámetros. Mi estadística personal se sitúa en un 55%, la de una estimada colega en Israel pasa con creces el 70%.
Lo que debemos preguntarnos es por qué las parejas que tienen problemas en concebir recurren a las terapias (o yo prefiero usar la palabra técnicas) como la reflexología y por qué estas opciones les ayudan o creen que les ayudan.
Una explicación puede encontrarse en la habilidad de la reflexología de poner la casa en orden. Es decir, un 60% de las parejas que consultan lo hacen por saberse padecedores de algún impedimento: oclusión tubaria, oligospermia, amenorrea, etc. Allí es que la Reflexología, al ser una terapia equilibrante y dueña de un sinfín de recursos terapéuticos, puede tener mucho éxito sin utilizar más que las propias vías naturales de autocuración.
Es evidente que cualquier terapeuta que se embarque junto con dicha pareja en el viaje de la concepción, deberá tener en cuenta dos factores fundamentales: ser un buen observador y ser paciente. El paciente también debe ser paciente. Por ello se le llama paciente. Porque para estimular un proceso de curación se debe dejar que el cuerpo haga lo que sabe hacer con los recursos de los cuales dispone.
¿Y el otro 40% restante? Me refiero a eso casos en los que no llega el bebé pero no hay problemas médicos: ella está bien, él está bien pero no hay bebé. ¿Qué pasa allí?
La reflexología puede ayudar a devanar este nudo. Los pies lo muestran todo: el estado físico y psicológico de la persona. Y en una gran mayoría de las veces, son creencias inapropiadas con respecto a uno mismo, falta de autoestima, falta de perdón, culpa o miedo los factores que dirigen su energía hacia el proceso de reproducción.
Pero un reflexólogo no es un psicólogo ni puede actuar como tal.
Nada más alejado estaría de su ética profesional. Sin embargo, un Reflexólogo correctamente entrenado puede encontrar vías para interpretar los diferentes signos que muestran los pies. Y con esa información, trabajar desde los planos físico y espiritual con su paciente, pero al nivel de aceptación y consciencia de tales problemas.
Asimismo, es asombroso el ascenso en la cantidad de parejas que buscan hoy en día ayuda para ser padres. Un viejo mito que debe ser revisado indica que el reloj biológico de la mujer comienza a decaer hacia los 35 años. Como si fuese una sentencia, los 35 años se han convertido en una barrera psicológica para muchas mujeres, como una estación donde las mujeres comienzan a ver el final de su vida fértil.
¿Porqué mencionas este tema?
Por el estrés que eso conlleva. Cuando hablamos de estrés, por lo general imaginamos a una persona ansiosa y gritando en un embotellamiento de tránsito, a una persona corriendo a una cita, a una persona crispada a altas horas de la noche porque aún no ha terminado su trabajo. Eso sí que es estrés. Pero no el único estrés.
Cuando a los 30 y algo de años las parejas se embarcan en el proceso de la maternidad, ya su punto de partida suele estar contaminado de estrés. Porque luego de pasar lista a una serie de objetivos en la vida (estudios universitarios, carrera, afirmación económica, casa, hipoteca, deudas, etc) llega el momento de la maternidad. También sucede que en los tiempos que corren los hombres y mujeres gozan de una libertad virtual que en generaciones anteriores no existía. La llamo virtual porque termina muchas veces siendo un pseudo estado de libertad, un estado ilusorio de libertad donde hay mucho para escoger y poco tiempo para decidir. Es así que nuestros hábitos sociales han cambiado a tal punto de querer abarcar todo lo posible de la vida y gozar de ella antes de llegar a esa estación que siempre está allí, porque concebir un bebé es el estado más natural del mundo.
La realidad muestra a muchas parejas una cara diferente. Porque en dicho estado ilusorio de libertad se ven a veces ante el compromiso de aceptar una voluntad de la que no están seguros. Y allí comienzan muchos problemas que terminan en fecundación asistida en el mejor de los casos. Ya que al mismo tiempo que hay lugar para la preocupación, también hay lugar para la esperanza.
Cuando se entra en ese tipo de estrés, se entra en un círculo vicioso donde se aglutinan las culpas, las indecisiones, la falta de autoestima y cientos de factores que generan estrés que circula y no se detiene.
¿Puede ayudar la reflexología en esos casos?
En cortar dicho círculo vicioso de estrés. Cuando la pareja comienza a liberarse del estrés, es cuando comienza a volver en sí y tomar contacto con la realidad de manera apropiada.¿Y que hace la reflexologia respecto al puerperio?
El puerperio es a juicio de muchos tierra de nadie. Ha nacido el bebé y todos esperan ansiosos la gran alegría. Junto con la euforia de la maternidad, para la madre comienza un período de grandes vaivenes emocionales, un cambio drástico en su calidad de vida. Allí se mezclan la alegría, la melancolía, cambios en su escala de valores y en su sistema de preferencias, alegrías, sonrisas, angustias, presiones, cambios de horario, insomnio, etc.
Cuando preparo a una mujer para el parto, como doula también, le hablo también del puerperio. Sí, muchas veces me miran raro y me preguntan por qué lo hago, ya que lo que importa es que el bebé nazca bien y sano. Pues la experiencia me ha ido mostrando que una gran mayoría de mujeres viven un puerperio donde no falta el sufrimiento, el agotamiento, la fatiga y muchas veces el dolor y la tristeza. “De haber sabido, me hubiera preparado de otra manera”, dicen algunas mujeres. “De haber sabido, ME HUBIERA PREPARADO”, dice la mayoría.
¿Con la reflexología trabajas, entonces, preparando el parto y el puerperio durante el embarazo?
Un ejemplo clásico de ello es la preparación del piso pélvico. Recomiendo a todas las mujeres embarazadas a las que trato que visiten a un fisioterapeuta especializado en el entrenamiento del piso pélvico ya desde la segunda mitad del embarazo. Al mismo tiempo, paralelamente, llegar a sesiones de reflexología.
La sinergía creada entre estas dos formas de tratamiento es fantástica. Por un lado, la fisioterapia le ayudará a entrenar los músculos del piso pélvico para que estos ganen en tono y elasticidad.
Por otro, la reflexología trabajará sobre los reflejos de estos mismos músculos para facilitar un flujo sanguíneo apropiado. Puedo decir que por un lado, si bien algunas mujeres que he tratado durante el embarazo han sufrido desgarros durante el parto, estos han sido de baja entidad y se han recuperado con gran rapidez.
Al mismo tiempo, entrenamos posturas verticales para el trabajo de parto, no sólo para evitar desgarros (aclaro que las posturas verticales no garantizan la ausencia de desgarros) sino para evitar la episiotomía. Y en caso que se haya efectuado una episiotomía, la reflexología es muy efectiva tanto para el tratamiento del dolor como de la cicatrización.
¿Y en la lactancia?
Si, debo mencionar una condición en la que he conseguido notables resultados es en casos de mujeres con mastitis e ingurgitaciones. Una mujer que haya sufrido de mastitis sabe del sufrimiento y la desesperación que ello conlleva. La Reflexología actúa muy rápidamente y muy efectivamente.
Se trata de una o pocas sesiones (seguidas) donde se estimula simultáneamente la succión por parte del bebé junto con la estimulación de los reflejos apropiados: mamas, ductos mamarios, sistema linfático, tórax, sistema endocrino y sistema nervioso fundamentalmente.
Desde el acompañamiento en la involución uterina, pasando por la renovación hormonal y los loquios hasta el acompañamiento durante la lactancia, aquí hay mucho para hacer.
Ni qué hablar de la importancia del contacto, de la calidez de dos manos posadas sobre los pies de la novel mamá para otorgarle confort, calor y relax.
Dejamos aqui la conversación por ahora. Esta primera parte de la entrevista a Mauricio Kruchik me ha servido para entender mejor la reflexología y espero que también nuestros lectores la hayan disfrutado. Mañana publicaremos una segunda parte, en la que Mauricio nos hablará de su trabajo como hombre doula. Os encantará, estoy segura.

Fuente. www.bebesymas.com

viernes, 26 de octubre de 2012

Las clases de educación maternal no mejoran el parto, según un estudio español

La rutina ha podido con las clases de preparación del parto, que se generalizaron en España a lo largo de los años 60 y 70 del pasado siglo. Desde entonces, la atención al nacimiento ha cambiado completamente. Sin embargo, el temario de la educación maternal apenas ha variado. De ahí que las matronas no se extrañen de los resultados de un estudio publicado en la última edición de la revista 'Nursing Research'. La principal conclusión de la evaluación es que los cursos, tal y como se imparten hoy en día, sirven para poco. Como mucho, contribuyen a reducir los niveles de ansiedad de las mujeres que acuden al hospital para dar a luz, pero ni siquiera este efecto está claro.
La única utilidad es la reducción de la ansiedad. (Foto: Alberto Cuellar)
La duración y las molestias propias del parto son exactamente iguales en las mujeres que asisten a las sesiones formativas, que incluyen contenido teóricos y prácticos, que en aquellas que no son tan 'aplicadas'.
Una de las directoras de la investigación, Isabel Artieta, matrona del Centro de Salud de Zuazo de Barakaldo (Vizcaya), explica que, tras la introducción de la anestesia epidural, "el parto ha cambiado de manera radical". Las clases de educación maternal estaban pensadas para los tiempos en los que se paría 'con dolor'. "Esos cursos estaban enfocados a mujeres que tenían posibilidades de acción", apunta. Sin embargo, "ahora está toda la atención tan marcada por los protocolos de actuación que queda poco margen de maniobra".
La matrona cree que las sesiones previas al alumbramiento podrían volver a tener sentido si se afianza "la tendencia hacia un parto más natural, en el que la mujer sea más protagonista". En esas condiciones, se podrían preparar distintas opciones formativas, en función de "la información previa de la que disponga la futura madre, si desea que la anestesien pronto, si quiere un parto en casa o más natural...".
El estudio se realizó con la colaboración de más de 100 matronas de Vizcaya, que hicieron un seguimiento de más de 600 mujeres embarazadas que no habían dado a luz previamente (nulíparas). Las gestantes fueron clasificadas en tres grupos: las que no habían asistido a ninguna sesión, las que habían participado en entre una y cuatro clases y las que acudieron en cinco o más ocasiones.
De todas ellas se recogieron los siguientes datos del parto: momento de asistencia al hospital, aplicación de anestesia epidural, duración de los periodos de dilatación y expulsivo, ansiedad de la madre, tipo de parto, lesión perineal, satisfacción con la experiencia y el test de Apgar realizado a los cinco minutos al recién nacido. Esta prueba evalúa la frecuencia cardiaca y respiratoria, el tono muscular, los reflejos y la coloración de la piel del neonato.
La educación maternal no ayudaba a las futuras madres a detectar antes el parto ni éste se acortaba. Las mujeres que habían acudido a una o varias sesiones tampoco pedían que se les administrase anestesia epidural más tarde.

Ansiedad

En realidad, la única variable que se alteraba era la ansiedad. No obstante, Artieta advierte que este resultado hay que tomarlo con mucha cautela, ya que "era independiente del número de clases a las que hubiese asistido la mujer". El efecto era idéntico en aquellas que habían acudido a una única sesión y en las que habían participado en cinco o más. "Tal vez sea porque dar a conocer cómo va a ser el proceso tranquiliza, pero no sabemos muy bien a que se debe", puntualiza la enfermera.
En todo caso, el hecho de que no influya la 'dosis' de clases recibidas lleva a los investigadores a dudar de la existencia de una relación causa-efecto. Es posible que las mujeres más preparadas, que buscan información por su cuenta y acuden al parto más 'calmadas', sean precisamente las que reciben clases de educación maternal al menos una vez.
Pero no todas las féminas 'instruidas' por las matronas experimentaron un menor estrés. "En las inmigrantes ocurrió justamente lo contrario", señala Artieta. Las que participaron en las clases presentaron mayores niveles de ansiedad. La hipótesis de la matrona es que la información que se les proporciona en las clases implica "ponerles en contacto con un parto muy artificial en comparación con cómo es en su país". Por eso, lejos de tranquilizarles, el contenido de los cursos les generaría una cierta aprensión.
Si sólo abordasen el parto, las clases de educación maternal estarían condenadas al fracaso total. Pero también recogen otros aspectos del embarazo y de la atención al recién nacido. Y esas son las vertientes en las que más pueden aportar en la actualidad. De hecho, la investigación liderada por Artieta tiene una segunda parte dedicada a la lactancia materna cuyos resultados aún no han sido publicados. No obstante, la enfermera adelanta que la asistencia a las sesiones formativas sirve para fomentar la alimentación natural.

Fuente. elmundo.es

jueves, 18 de octubre de 2012

Los enemigos del parto.

Los enemigos del Parto

Como se puede ver en el libro “Parir sin miedo” Ed. Obstare, la comadrona española Consuelo Ruiz Velez-Frías identifica 4 enemigos del parto en casa que serían: la ignorancia, el miedo, el dolor y la impaciencia, y si bien ella habla del parto en casa, es evidente que estos cuatro factores efectivamente influyen de manera negativa en cualquier tipo de parto, se desarrolle donde se desarrolle.


1.- La ignorancia

Dice Consuelo Ruiz: “…lo que resulta inexplicable es que, a comienzos del Siglo XXI se siga considerando a la mujer actual incapaz de comprender el funcionamiento fisiológico normal de su propio organismo y no se haya hecho más que cambiar de mentira sobre el parto que ya no se considera maldición divina, sino grave enfermedad. Acaso, la única explicación posible de tal cosa sea el deseo de quienes  ocupan ahora el papel del brujo, de perpetuar la condición inferior de la mujer, sobre todo de la madre, como personaje inmaduro e indigno de participar de forma  activa, enterada y consciente, en asunto de tanta envergadura como la reproducción humana. Tampoco es razonable que la culta, la liberada, la instruida mujer moderna que tanta y tan notable participación tiene, ahora, en todas las esferas de la vida, se resigne a no tener más papel en su parto que el de ofrecer, pasiva y disciplinadamente, su cuerpo como simple materia, para que otros, los que saben, sean los que decidan cómo, dónde y cuándo ellos quieran, la van a hacer parir, de forma artificial sin que ella tenga ni  siquiera derecho a saber, de antemano, en qué consiste el parto y de qué medios se van a valer para realizarlo porque ella, según parece, es incapaz de parir por sí misma.”
La información es poder, mientras que la ignorancia nos vuelve débiles y nos deja a merced de quien atesora y maneja dicha información, que puede ocultárnosla o manipularla a su antojo y conveniencia.
Si conocemos nuestras opciones podremos decidir y elegir entre ellas, si no las conocemos, en realidad no tenemos ninguna. Para tu parto: Infórmate y Decide.


2.- El miedo 

Consuelo Ruiz dice: “El parto no ha perdido, pese a los avances de la ciencia, su condición de acontecimiento amenazante, entre cuyos riesgos, acaso, la sempiterna y lapidaria frase de “lo que pueda pasar” sea el argumento decisivo que obliga a la mujer a hospitalizarse para parir. Nunca nadie la explica, en concreto qué es lo que puede pasar y, lógicamente, la embarazada se imagina lo peor, tiene miedo al parto y el miedo es un sentimiento poderosísimo, capaz de trastornar, tanto física como mentalmente, el organismo de la parturiente y la única defensa contra el miedo no puede ser otra que conocer, de antemano, la causa por la que el dolor se produce y como evitarla, pues si fuera factible evitar el miedo al parto, el dolor desaparecería por si solo, automáticamente.”
El miedo nos paraliza, nos hace segregar adrenalina que detiene las contracciones. Hemos de abordar ese miedo, dándole su importancia, trabajando sobre él y tratando, si no de eliminarlo, por lo menos reducirlo y no dejarnos dominar por él. Es conveniente distinguir entre nuestros propios miedos y los ajenos, para tratar de evitar contagiarnos de los miedos de los demás y que nos influyan negativamente.


4.- El dolor

Consuelo Ruiz dice: “Toda embarazada debería saber por qué duele el parto y los medios que tiene a su alcance para defenderse del dolor sin que ello acarree perjuicios ni consecuencias indeseables ni para ella ni para su hijo,…”
…”Actualmente, al ser considerado y tratado el parto como una enfermedad, su consecuencia lógica es el dolor. Por eso ya no se busca una explicación al mismo, sino que se le combate por los medios drásticos de que el hospital dispone, es decir, analgésicos, anestésicos y el final rápido del parto, por vía abdominal, procedimiento que no se emplea ya, desde hace muchísimos años, en partos atendidos en el domicilio.
Lo ideal sería suprimir o atenuar el dolor sin emplear drogas para ello, pero ese método fue rechazado… La verdadera razón del rechazo fue que la psicoprofilaxis necesita, ineludiblemente, la comprensión y la colaboración activa de la mujer, en contraste con la anestesia que la convierte en un pedazo de carne insensible. Acaso sea esa la mayor ventaja en el parto, el prescindir de la mujer como ser humano, el que el parto ya no sea cosa suya, un acontecimiento en el que debe intervenir.…”
Cuestionarse el dolor (“no tiene porque doler”), o asumirlo (“dolerá pero lo aguantaré”), son caminos distintos pero igual de válidos para enfrentarse al parto. Pensar en que vamos a ser capaces de soportarlo, al igual que lo han hecho nuestras antepasadas a lo largo de la historia de la humanidad, nos puede infundir fuerzas para transitar ese dolor. Saber que es algo transitorio, que tiene un fin y una finalidad y conocer que cosas pueden incrementarlo para evitarlas o que otras podemos hacer para paliarlo, harán que consideremos el dolor una parte más del parto y no nos obsesionemos con él pensando en que podrá con nosotras y nos hará perder el control. Una correcta atención al parto será aquella en la que la matrona infundirá valor a la mujer haciéndola sentir fuerte y capaz de parir por si misma.


4.- La impaciencia


Consuelo Ruiz dice: “Es inconcebible que la mujer, en general, se resigne a que el embarazo dure nueve largos meses, que los aguante, estoicamente, disimulando su deseo de ser madre y de que se acaben, sobre todo en el tercer trimestre, de una buena vez sus molestias, casi siempre aceptadas como tales y que, llegado el momento del parto quiera que éste se realice en una hora cortita.
En realidad, no sé quién demuestra, en el parto, más impaciencia, si la parturienta o el profesional que asiste al parto, porque da la casualidad que todos, o casi todos los inventos, tanto antiguos como modernos, relativos al parto, están encaminados a aligerarlo, a costa de lo que sea y ni siquiera la eventualidad de que acelerar un parto pueda perjudicar al feto se tiene, generalmente, en cuenta.
No es de extrañar que en un tiempo en que todo se hace deprisa, la impaciencia tenga un lugar preeminente en un acontecimiento tan pesado, tan parsimonioso, como es el parto y esa impaciencia está, indudablemente, reforzada por la supina ignorancia que se tiene sobre lo qué es y en qué consiste, verdaderamente, el trabajo del parto.”
Cada embarazo y cada parto tienen sus propios ritmos que hay que respetar. Controlar nuestra impaciencia, y no dejarnos arrastrar por la impaciencia de quienes nos atienden, es fundamental para no forzar nuestro parto, a nuestro cuerpo y a nuestro bebé a nacer antes de tiempo, de manera brusca y precipitada, con los riesgos que eso conlleva.

Fuente: El parto es nuestro.

jueves, 4 de octubre de 2012

III Formación Doulas Alicante

Se acerca el día. Ahora estoy ultimando el material, mandando mails a la inscritas. Ufff. Qué nervios!!! y qué emoción.
Hace unos meses puse en manos del universo este proyecto tan bonito que por primera vez dirijo sola. Sabía que eran tiempos muy dificiles para llevar adelante esta formación. Pero el Universo me escuchó, mi sentir era y es, que el mundo necesita mujeres conscientes, conocedoras de su cuerpo, para saber cómo quieren gestar, como quieren parir, como quieren criar. Mujeres capaces de acompañar a otras en este transcendental momento de la vida.
Hace unos meses sentí una fuerza interior brutal que me hizo ponerme en marcha y moverme por cielo y tierra, por internet y más allá, dando a conocer este maravilloso proyecto.
No ha sido fácil hacer grupo, pero ha sido posible y quién sabe, tal vez tu que lees estas letras también te unas a nosotras. A estas mujeres que sabemos que para cambiar el mundo, tenemos que cambiar la manera de gestar, de parir y de criar a las generaciones futuras. No es una utopía, cada una de nosotras crea su realidad y yo por suerte estoy creando la mía.
Felicidades a todas las que habéis dado el paso. Recordar que habrá un antes y un después de esta formación. Os lo puedo asegurar.
Y tú te atreves a crear otra realidad??


miércoles, 19 de septiembre de 2012

La importancia del acompañamiento durante el camino hacia la maternidad.

Recuerdo en cada uno de mis partos la fuerza que tenían unas simples palabras reconfortantes de ánimo y de apoyo por las personas que te acompañan en esos momentos. Sentir que esas personas confían en la capacidad de tu cuerpo para parir y la sensación de sentirte totalmente respaldada y protegida si algo fuera mal es de vital importancia…
Es imprescindible tener confianza en los profesionales que te acompañan, yo siempre me he encontrado muy arropada en esos momentos. En algunos de mis partos tuve algún leve contratiempo, pero al estar siempre sostenida por un entorno tan profesional como humano nunca sentí miedo. Y claro, en mi caso particular tengo doble ventaja: por un lado, en el Hospital de Mérida existe un gran equipo humano, y por otro lado estoy en el paritorio “como en casa”, rodeada de mis compañer@s habituales de trabajo, ¡gran ventaja!.
En mi último embarazo, estando de vacaciones, una noche tuve contracciones: sólo el pensar que podría verme obligada a tener que parir allí me aterrorizaba, en un hospital donde no conocía a nadie, en el que seguramente habrá buenos profesionales, no lo dudo, pero la sensación de incertidumbre, de no conocer lo que me podría encontrar allí… Realmente estaba muerta de miedo. Por suerte, horas después cesaron las contracciones y no se inició el parto, pero fue una noche que siempre recordaré como angustiosa, tenía un miedo atroz de enfrentarme a un parto en un lugar desconocido para mí…
Puede haber gente a la que le resulte raro que esto lo pueda decir una ginecóloga, pero yo no entiendo donde está la rareza: soy una mujer, y como todas las mujeres siento lo mismo y tengo las mismas necesidades que cualquiera que se enfrenta a un parto, soy ginecóloga cuando trabajo, pero dejo de serlo para estar en el otro lugar cuando corresponde, y cuando estoy en ese otro lugar soy una mujer más (ni más ni menos), con la misma necesidad de ser atendida, apoyada, acompañada, comprendida y sostenida.
Al día siguiente, ante el miedo de ponerme de parto allí, me encontraba en un mar de dudas, no sabía si volver a casa y dar por finalizadas mis vacaciones unos días antes de lo previsto. Casualmente contacté con un amigo matrón (que por cierto me asistió mi segundo parto) y me dijo que andaba cerca de donde yo estaba, que no me preocupara, que si se iniciaba el parto le llamara sin dudarlo a la hora que fuera, que él me acompañaría sin problema al Hospital (él, además, había trabajado en aquel Hospital hacía unos años). A partir de ese instante vino la calma, la tranquilidad (¡gracias, Pedro!), se esfumó todo mi miedo y disfruté los pocos días que me quedaban de vacaciones, tranquila, en armonía, rodeada de mi familia.
De ahí vino mi reflexión sobre lo que pueden sentir las mujeres que se sienten desprotegidas en este crucial momento de sus vidas por no contar con algún referente cercano que les acompañe en este proceso. Hace algún tiempo quienes parían en el Hospital, lo hacían sin ningún referente familiar a su lado, ni siquiera su pareja, pasaban las horas en paritorio hasta que salían con su bebé, eso era lo habitual. Imaginad por un momento lo que debían sentir esas mujeres, casi todas nuestras madres lo vivieron de esa manera.
Pensando en estas ideas he querido escribir este post, en el que expongo los datos científicos que existen en torno a la importancia del acompañamiento a las mujeres durante este proceso, y hasta qué punto trasciende esto a mejorar los resultados perinatales. También hablo sobre las doulas: una figura que aparece para cubrir esta necesidad de acompañamiento que tenemos las mujeres durante este camino hacia la maternidad, acontecimiento vital que cambia drásticamente nuestras vidas para siempre. Y es tanto así, que tenemos la necesidad humana de nutrirnos de otras mujeres que hayan pasado por esta experiencia, de otros profesionales, de grupos de apoyo de preparación al parto, grupos de lactancia… Todas necesitamos ayuda externa para afrontar este proceso de la maternidad que cambia nuestras vidas para siempre.

Apoyo continuo para las mujeres durante el parto (Fuente: Cochrane)
A lo largo de la historia, tradicionalmente y en el plano transcultural, las mujeres han sido asistidas y apoyadas por otras mujeres durante el parto. Sin embargo, desde mediados del siglo XX, el apoyo continuo durante el trabajo de parto ha dejado de ser lo habitual en muchos países. La atención obstétrica moderna somete con frecuencia a las mujeres a rutinas institucionales, las salas de parto funcionan con un enfoque hacia la atención orientada a los riesgos y dominada por la tecnología. Todo esto ha planteado inquietudes acerca de la deshumanización del parto, lo que ha producido el requerimiento de un retorno al apoyo continuo y personalizado para las mujeres durante el trabajo de parto (Klaus 2002).
Los elementos de esta atención y apoyo continuo incluyen: apoyo emocional (presencia continua, tranquilidad y elogio), información acerca del progreso del trabajo de parto y asesoramiento relacionado con técnicas de tratamiento, medidas de alivio (posturas para aliviar el dolor, tacto reconfortante, masajes,…) y defensa (ayudar a la mujer a comunicar sus deseos a otros).
La Cochrane hizo una revisión de estudios en la que incluyó 16 ensayos de 11 países, con más de 13.000 mujeres en una amplia diversidad de ámbitos y circunstancias. Se concluyó que las mujeres que recibieron apoyo continuo en el trabajo de parto tenían mayor probabilidad de parto vaginal, menos frecuencia de cesárea y de parto instrumental. Además, las mujeres tenían menor necesidad de recibir analgésicos, tenían mayor probabilidad de sentirse satisfechas y pasaban por un trabajo de parto levemente más corto. En general, el apoyo en el trabajo de parto pareció ser más eficaz cuando era suministrado por mujeres que no eran a parte del personal del hospital. También pareció ser más eficaz cuando se comenzaba al iniciarse el trabajo de parto. No se identificaron efectos adversos. Por tanto, según la Cochrane el apoyo continuo durante el trabajo de parto debe ser la norma, en lugar de la excepción.
Los elaboradores de políticas y administradores de hospitales de países de ingresos altos que desean realizar reducciones clínicamente importantes en las altas e inapropiadas tasas de cesáreas deben advertir que el apoyo continuo por parte de enfermeras o parteras no puede lograr este objetivo, si no se llevan a cabo otros cambios en las políticas y rutinas. Es probable que el personal institucional no pueda ofrecer a las mujeres en trabajo de parto beneficios equivalentes a los de las personas que no son miembros del personal, si no se realizan cambios fundamentales en la organización y el suministro de atención de maternidad.

Sobre las doulas.
En nuestro actual contexto social, donde la tradición de los círculos de apoyo entre mujeres se ha perdido en gran medida, muchas se enfrentan a la maternidad solas, sin referentes cercanos. De esta necesidad, y tras los estudios que demostraron los efectos beneficiosos del acompañamiento a la mujer durante el parto, aparece la figura de la doula, que viene a recuperar ese referente cercano de apoyo que necesitamos las mujeres cuando nos enfrentamos al proceso del embarazo, parto y puerperio. Además, las doulas surgen, junto con otros grupos de apoyo (grupos de lactancia, preparación al parto…), para instaurar de nuevo esa red de apoyo entre las mujeres que no tienen a quién recurrir para resolver sus dudas, temores… acerca de muchos aspectos de la maternidad.

Qué son las doulas.
Son mujeres, en su mayoría madres, que acompañan y ayudan a otras mujeres antes, durante y después del parto. No existe ninguna titulación oficial para ser doula. Combinan su experiencia personal con la formación adquirida en el parto, la lactancia y la psicología perinatal en distintos cursos de capacitación. Casi siempre enriquecen su trabajo con alguna técnica alternativa (técnicas de relajación, yoga, reflexología podal, masaje,…) que beneficie a la mujer en esta etapa de su vida.
Cuál es su función.
Dar soporte, tanto físico como emocional, durante el embarazo, el parto y el puerperio, ayudando a las madres para que su camino hacia la maternidad sea una experiencia positiva. Ayudan a afrontar el momento del parto sin miedo, la etapa de la lactancia sin problemas. Protegen a las madres para que la crisis vital que pueda suponer la maternidad no sea traumática. No sustituye en ningún momento a la comadrona, ni al médico, ni toma decisiones que no le corresponden. Tampoco sustituyen el papel de la pareja, sino todo lo contrario, sirven de ayuda no solo a la mujer sino también a su pareja. Si el parto se produce en el hospital, además, el papel de la doula es el de conexión entre la pareja y el personal médico, en EEUU es práctica habitual la presencia de la doula en el hospital (cosa todavía poco extendida en nuestro país). Algunos hospitales norteamericanos incluso han comenzado a patrocinar los servicios de las doulas.
Cada vez más extendidas.
EEUU es uno de los países en los que las doulas están más extendidas, hay diversas asociaciones de doulas, algunas, con representación a nivel internacional. En América del Sur hay asociaciones de doulas en Brasil y Argentina. En Europa, el país en el que las doulas están más extendidas y su figura es ampliamente reconocida es en Reino Unido. Hay varias asociaciones de doulas en varios países europeos. En España cada vez son más y su labor va siendo más reconocida, siendo más numerosas en Cataluña y Madrid.
Dra. Miriam Al Adib Mendiri.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Las secuelas cerebrales de las cesáreas programadas.


El titular ha salido en diversos medios en las últimas semanas: “la cesárea afecta al cerebro del bebé, según científicos estadounidenses“. En realidad el titular es erróneo por varias razones: la primera autora del estudio es una científica española del Instituto Cajal, Julia Simon Areces,  y son varios los científicos de dicho instituto que han colaborado con la Universidad de Yale para el mismo. Y donde dice cesárea debería detallar un aspecto muy importante: “cesárea programada”.
No tiene nada que ver para el cerebro del recién nacido ser extraído por una cesárea urgente tras un trabajo de parto que por cesárea programada. En el experimento de Simon Areces lo que hicieron fue comparar a ratones nacidos por parto vaginal con otros nacidos por cesárea. Analizaron el tamaño y la función de su hipocampo, especialmente midiendo la producción de una proteína (Ucp2)  que es fundamental para la utilización de ácidos grasos por parte de las neuronas adultas.  Posteriormente observaron como se comportaban los ratoncitos en la edad adulta en varios experimientos que medían su memoria espacial y su conducta en una situación estresante. Los nacidos por cesárea programada mostraban déficits significativos en ambas situaciones, así como menos proteína Ucp2 en el hipocampo, menos neuronas, más pequeñas y con menos conexiones.
http://www.plosone.org/article/info:doi/10.1371/journal.pone.0042911
Aunque sea en ratones el experimento me ha impactado pero no me ha sorprendido. A menudo me desespero en mi trabajo cuando las embarazadas me cuentan como los ginecólogos les han programado la cesárea para una u otra fecha, siempre antes de la semana 40. Llevo años estudiando e investigando qué sucede en el parto desde el punto de vista neurobiológico: cuánto más sé más me preocupa la epidemia actual de cesáreas programadas, casi siempre innecesarias. Lo que sucede en el parto porobablemente sea crítico para todo el desarrollo cerebral, y evitar el trabajo de parto mediante la cesárea programada sospecho deja secuelas en la atención, memoria y respuesta al estrés de por vida (además de todas las otras secuelas inmediatas que son bastante más conocidas). Sin embargo la mayoría de los obstetras desconocen esta información sobre el cerebro y se muestran tremendamente irritados cuando les pregunto porqué no esperan a que se inicie espontáneamente el parto al menos para hacer la cesárea, si es que esta es realmente inevitable. Raramente quieren escuchar mis argumentos: yo no soy obstetra.
Así que me encuentro con demasiada frecuencia en una disyuntiva para mi difícil: ¿comparto lo que sé con las embarazadas, aún a riesgo de asustarlas y que desconfíen de sus ginecólogos? ¿Me callo o les recomiendo que busquen una segunda opinión? La verdad es que suelo informar, pero cada vez me resulta más y más difícil atender a embarazadas en medio de tanta ignorancia y violencia obstétrica. Expresar mi sentir en este blog termina siendo una forma de terapia.

Fuente:  http://iboneolza.wordpress.com

viernes, 24 de agosto de 2012

Embarazo consciente: Necesidad de trabajar y liberarse de los condicionantes para no trasmitírselos al bebé uterino.

A lo largo de mi carrera profesional he podido comprobar con la ayuda de las técnicas regresivas cómo la mayoría de mis pacientes fraguaron sus patrones de conducta ya desde la temprana etapa uterina.
Uno de los casos más significativos que he tenido hasta el momento es el de una mujer marcadamente hipocondríaca, adicta a todo tipo de medicamentos (alopáticos y homeopáticos), adicta a la comida (tenía dos frigoríficos en su casa aunque vivía a cinco minutos de cuatro supermercados diferentes) y de un sobrepeso cuasi mórbido.
¿De donde venían todos esos patrones tan dañinos?
Cuando llegamos a la génesis de los problemas emocionales de esta paciente, averiguamos el porqué del comportamiento adulto de ese bebé uterino cuya madre había perdido a su ser más querido cuando la llevaba en su vientre y que pasó un embarazo triste, deprimida, apagada, en el que se olvidaba de comer casi a diario y en el que ni siquiera se acordaba de la vida que llevaba en sus entrañas. Esta pequeña, se pasó su etapa uterina escondiéndose para no molestar a su madre y bajo un estado de ansiedad continua temiendo la muerte por falta de alimentación.
Como este caso puedo contar muchos más, pues, por desgracia, y si me permiten tomarme la licencia de parafrasear a Alfred Tomatis, para muchas personas la estancia en el útero no son Nueve meses en el Paraíso.
Tras mucho reflexionar sobre lo que sufrían mis pacientes en la etapa uterina, decidí que la solución estaba en prevenir e intentar atajar los traumas de las personas antes de que se produjeran ¿Cómo? Trabajando con las mujeres antes del embarazo o, si no ha podido ser antes, durante el embarazo para que se liberaran de sus condicionamientos y no los transmitieran a sus bebés.
Sobre el papel parece fácil, pero en realidad es un trabajo complejo, duro y un acto de valentía por parte de las mujeres que llegan hasta el final y logran liberarse, formar patrones de conducta positivos y retomar la vida desde una nueva perspectiva.

El verdadero quid de la cuestión está en realizar una profunda introspección e ir limpiando paso a paso el inconsciente de todos esos comportamientos dañinos (muchas veces heredados) que arrastramos con nosotros y proyectamos en nuestro día a día. Si logramos deshacer esos nudos emocionales, durante la etapa del embarazo, la mujer, al estar liberada, podrá relacionarse con su bebé de forma positiva y limpia, sin condicionamientos que los marquen a los dos con miedo, tensión, ansiedad, estrés y dolor.
La seguridad en sí misma y la confianza en su naturaleza de mujer y embarazada, también ayudarán a que el embarazo sea llevado de forma consciente y sin intromisiones externas. La mujer decide por ella y su bebé, se informa, busca la mejor opción, la más sana, la más respetuosa hacia la futura salud mental y física de su bebé y por supuesto, de ella misma.
Pero, además, y este hecho es de una importancia fundamental, la mujer que se haya trabajado eficazmente antes de su parto y que haya logrado sacar a la luz su verdadera personalidad, esté segura de sí misma y satisfecha con su forma de ser, comprobará como al afrontar su trabajo de parto sin miedos, su instinto actuará de forma más eficaz, eliminando de un plumazo gran parte de la tensión, el miedo y  los temores.
Así mismo, para el bebé el efecto será el mismo. La transición de la vida uterina a la vida terrestre será mucho más fácil y agradable si nace de una madre relajada, consciente de su valor y de su capacidad para parir y conectada con él durante todo el proceso, que si nace de una madre en tensión, presa del pánico y sin la capacidad de decidir lo mejor para ella y su hijo.
También quiero resaltar el hecho que no es lo mismo trabajar antes del embarazo que mientras la mujer está embarazada. En este segundo caso, nunca deberemos olvidar que el bebé está presente en todo el proceso y que tenemos que actuar de la forma más delicada posible para evitarle cualquier tipo de emoción negativa.
Además, hay que fomentar durante todo el tiempo del embarazo una vinculación emocional positiva y el apego entre madre-bebé a través de relajaciones, meditaciones, visualizaciones guiadas, el canto, la charla habitual con su hijo (contarle los hechos del día a día, explicarle cuando haya algo negativo que no es culpa suya, etc), los cuentos, el tacto, la alimentación sana y natural, y en definitiva intentar minimizar los impactos emocionales negativos para el bebé.
Para concluir, quiero volver a repetir una idea que considero que toda mujer que quiera convertirse en madre debería tener muy presente: una madre confiada, relajada, seguro de sí misma y liberada de las cargas inconscientes de su pasado, le regalará a su bebé uterino el mejor de los dones: una salud emocional (y por consiguiente física) positiva y equilibrada.
Texto: Ramón Soler
Foto: Fickr /
Hafdis

Fuente: mentelibre.es

viernes, 17 de agosto de 2012

El número áureo, descubierto en el útero.

Un ginecólogo belga encuentra por primera vez la «divina proporción» en las entrañas de las mujeres que están en su edad más fértil

El número áureo, descubierto en el útero
 
1,618. Ese es el número áureo o relación dorada, una proporción de las cosas descubierta en la antigüedad a la que se le atribuye un carácter estético y que puede encontrarse no solo en el mundo del arte, sino también en la naturaleza. Y resulta que también en el útero de las mujeres. El ginecólogo Jasper Vergtus, de la Universidad de Leuven en Bélgica, asegura que existe una relación entre ese número considerado por algunos casi místico y el sexo femenino. El investigador sugiere que cuando las mujeres son más fértiles, entre los 16 y los 20 años, las dimensiones del útero se acercan a 1,6, una aproximación muy cercana al número áureo, según publica el diario británico The Guardian en su edición online.
El número áureo -a menudo llamado número dorado, razón áurea, razón dorada, proporción áurea o divina proporción- fue formulado por primera vez por Euclides, unos tres siglos antes de Cristo, como un número irracional y con infinitos decimales, cuyo su valor aproximado es 1,6180339887498... Casi 2000 años más tarde Alberto Durero describía cómo trazar con regla y compás la espiral basada en la sección áurea. Unas décadas después, el astrónomo Johannes Kepler desarrolló su modelo del Sistema Solar, en el que tenía en cuenta estas proporciones mágicas.
El número áureo también está «emparentado» con la serie de Fibonacci. Si llamamos Fn al enésimo número de Fibonacci y Fn+1 al siguiente, podemos ver que a medida que n se hace más grande, la razón entre Fn+1 y Fn oscila, siendo alternativamente menor y mayor que la razón áurea. Esto se relaciona de una forma muy especial con la naturaleza, por ejemplo, con la disposición de los pétalos de las flores.

De Da Vinci a las entrañas

La divina proporción ha sido empleada hasta la saciedad en el arte -buen ejemplo de ello es el magnífico Hombre de Vitruvio de Leonardo Da Vinci- pero se encuentra en los lugares más dispares de la naturaleza. Según The Guardian, el doctor Verguts ha medido los úteros de 5.000 mujeres utilizando ultrasonidos y ha dibujado una tabla con las proporciones según la longitud y la anchura para las diferentes franjas de edad. El número resultante es 2 tras el nacimiento y decrece a 1,46 cuando la mujer envejece. Lo más sorprendente es que cuando las mujeres están en su etapa más fértil, entre los 16 y los 20 años, las dimensiones del útero son de 1,6, una estupenda aproximación al número áureo. Es la primera vez que alguien se ha dado cuenta.
Probablemente, el asunto tiene un escaso valor científico o médico, pero resulta más que curioso que este número presente en el arte, la arquitectura y la naturaleza -hasta en los cuasicristales del último Nobel de Química- aparezca también en las entrañas femeninas. Ya sabemos lo que el Partenón, una tarjeta de crédito, el rostro de la Mona Lisa y un útero tienen en común. Y todas, de una u otra forma, son cosas atractivas.

fuente. www.abc.es

lunes, 13 de agosto de 2012

Las Doulas también nos empoderamos.

La DOULA en un parto es bien útil, en eso estamos de acuerdo. Tenemos estudios que lo avalan. Pero ¿de quién es el poder? El problema más difícil de resolver es el poder de la parturienta.

Es cierto que el sistema hospitalario es como un monstruo que nos absorbe tanto a las doulas y mucho más a las parturientas... porque somos muy vulnerables en el momento de parir, la situación nos obliga a "soportar" lo que el médico decide y hace, porque él sabe más que nadie... sin embargo y aquí les lanzo algo con lo que quizá no se van a sentir cómodas pero que pienso puede ser útil para discutir y reflexionar:

¿Porqué las mujeres permitimos que eso ocurra y siga ocurriendo?
¿No se tratará de un problema de auto-estima, que no tenemos la fuerza suficiente ni los ovarios para protestar masivamente por esas injusticias?
¿No será que el rol de víctimas lo tenemos tan internalizado que seguimos permitiendo que decidan por nosotras, por nuestro cuerpo y por nuestros bebés?
¿Cuándo tomaremos la decisión de ser más enfáticas, más decididas…?

Nos enseñaron a ser sumisas, a soportar, a "ser buenitas", porque si no sobre nosotras caía el peso de la rabia, la violencia del hombre. Yo me pregunto ¿hasta cuándo lo vamos a permitir? Somos quienes llevamos al bebé en la panza por nueve meses, somos las que parimos y cargamos con las cicatrices, somos las que amamantamos hasta el cansancio, somos las que todos los meses vemos nuestra ropa interior con el miedo de estar embarazadas, de que no nos venga la menstruación... entonces ¿será posible comenzar a ser más radicales con el patriarcado? ¿Será posible tomar el poder de nuestros ciclos en nuestras manos nuevamente?

¿Qué lograron nuestras hermanas feministas? ¿Cuánto lucharon ellas? ¿Cuánto estamos dispuestas a seguir siendo testigas silenciosas de abusos, de cesáreas innecesarias, de sistemas ineficientes que nos separan de nuestros bebés al nacer, de palabras groseras, de gestos que disminuyen la confianza en nuestro propio cuerpo y sabiduría?  


¿Y en cuánto a recibir remuneración? Por supuesto que nuestro trabajo debe ser reconocido económicamente. Pero también es cierto que hemos trabajado tantas veces sin honorarios, no somos comerciantes de la salud, nuestro trabajo como doulas y comadronas conscientes es muy grande, va más allá del dinero, del sistema capitalista, nuestra misión es crear CONSCIENCIA, retornar el poder a la mujer, recordarle que ella es quien tiene en su cuerpo la memoria celular del parto y del amamantamiento, sanar nuestras relaciones entre nosotras mismas porque es la sed de poder las que nos pone una contra las otras, en el pasado remoto, en el momento del parto las mujeres se unían todas para acompañar a la madre, porque sabían los riesgos a los que se enfrentaban (la muerte), no creo que comadronas y doulas no estaban unidas haciendo su trabajo, cada quien tenía claro su rol, aunque no nos llamábamos doulas, siempre en el parto acompañaban las madres, las tías, o las que ya habían parido para ayudar.


Creo que tenemos que tomar acciones más asertivas, debemos trabajar aún más por lo que sentimos y sabemos es lo más lógico. Debemos invocar nuestras diosas internas, a nuestras Artemisas para hacer escuchar nuestras voces y activar más acciones, nuestras Ateneas para establecer estrategias de guerra, nuestras Deméter y Perséfone para recordar la dulzura y la calidez de la maternidad...

La ciencia ya lo ha demostrado , ya hay estudios, testimonios, evidencias científicas, pero no ha sido suficiente, porque al sistema le conviene seguir mal-funcionando, entonces ¿qué debemos hacer?

¿Será que tenemos que crear nuestro propio sistema de salud? Casas de parto llevadas por comadronas, doulas, médicos y enfermeras ganados a la humanización del nacimiento... etc? En Centro-América las parteras lo hacen, en México, en Sur-América. Mujeres que viven en zonas rurales, alejadas de la academia, de las facultades de medicina, actúan por la sencilla razón de que son conocimientos heredados de varias generaciones, de que las parturientas no tienen acceso al sistema hospitalario, no hay transporte, están aisladas y alejadas de las ciudades. Y atienden partos en casa, dando consejo no sólo acerca del parto sino de crianza, lactancia natural, remedios naturales accesibles, planificación familiar, son sabias mujeres que actúan por vocación de servicio, por respeto y solidaridad hacia sus semejantes.

Somos muchas y muchos en el mundo y cada día descubrimos más gente que aboga por la humanización del nacimiento, porque hemos hecho consciencia de que debemos actuar, de que se nos está acabando el tiempo, es un problema que tiene que ver en términos más amplios con la sanación de nuestra relación con la MADRE TIERRA, a la que estamos explotando sin consideración, violentando desde sus seres más vulnerables, los animales, la naturaleza y nosotros mismos los humanos que tenemos ciencia, tecnología, herramientas pero que nos hemos olvidado de sentir y no hemos podido encontrar equilibrio y armonía... a pesar de tanto adelanto.
Generamos más violencia y aislamiento con la tecnología cuando una máquina sustituye el contacto piel con piel tan necesaria para sanar un enfermo,  generamos más gastos energéticos cuando una incubadora debe calentar a un bebé y su madre permanece adormilada a pocos metros porque debe descansar después del parto.


Sanar nuestra relación con nosotras mismas es sanar con nuestras madres quienes salieron a la calle a trabajar y nos dejaron en manos de otras personas, y olvidaron cómo es amamantar, cómo es cargar un bebé todo el tiempo (crearon el concepto de que se malcría a un niño o niña si está mucho tiempo en contacto con la mamá, por su propia comodidad y su necesidad de libertad). Es también sanar relaciones competitivas, egoístas, destructoras entre nosotras mismas. Quienes ejercen la violencia en el parto muchas veces son doctoras, enfermeras, pediatras…

Quienes queremos humanizar el nacimiento debemos empoderarnos también, debemos luchar contra el mensaje de que “no podemos”, de que necesitamos a un doctor que nos dé el status, de que el sistema nos va a dar el espacio. Debemos tomarlo y punto, no desde la lucha, sino desde la profunda convicción de que queremos una humanidad más pacífica, amorosa y equilibrada.

Hay que educar, hacer un trabajo de hormigas educando a las mujeres y a los hombres también, a los niños y niñas desde que son pequeñas, las adolescentes.

Lic. Isabella Polito de Lares
Doula. Educadora Prenatal. Terapeuta Corporal