Tras terminar mi formación como Doula y al llegar a mi casa, cansada pero muy satisfecha después del último seminario, decidí escribir esta carta a las mujeres que han estado cerca de mí: a mi madre, a mis hermanas, a mi hija, a mi nuera, a mi sobrina y a mi psicóloga. Todas las que me han apoyado desde el primer momento y han compartido mis ilusiones. A ellas, porque forman parte de mi historia.
“Queridas hermanas en la Vida, puesto que formáis parte de mi más próximo circulo de mujeres, quiero compartir con vosotras el resultado de mi experiencia.
Recién he terminado mi formación de DOULA y todas sabéis lo que para mí ha significado poder hacerla. Siento que he rejuvenecido, siento que estoy llena y empoderada… siento la grandiosidad y la generosidad del destino para conmigo ahora que estoy en plenitud, ahora que lejos de acomodarme en la decadencia de la edad, recibo y acepto nuevos aires de vida.
Han sido nueve meses -un embarazo- y por fin se ha producido el nacimiento: una mujer con una mochila vacía de antiguas historias pero llena de nuevo proyectos e ilusiones. Durante nueve meses he estado rodeada de mujeres con las que he bailado y he saltado, he reído y he llorado, he compartido intimidades, he dado besos y abrazos. Y he recibido muchos de ellos.
He llegado hasta mi propia fecundación, hasta mi propio nacimiento… y he sufrido en unas carnes que comienzan a estar ajadas, todo el miedo que percibe un ser encarnado recién nacido. He conectado con un dolor profundo, un dolor físico que atenazaba mi pecho… el gran DOLOR de mi vida. He conectado con el MIEDO que tantos años me ha paralizado. Pero he aprendido a mirar a la Vida a la cara, a acoger lo que me ha enseñado esta formación, a saber que soy capaz, a saber que puedo hacer lo que quiera…
He terminado de sanar a mi niña herida para dar paso a la mujer renacida. He parido mis miedos, he recuperado un parto físico… el que ahora sé que me hubiera gustado tener. He recuperado mi fuerza de mujer, mi sensualidad, mi poder femenino… He escuchado confesiones tristes de hijas sin madres en su esencia, de madres que quizás no escuchen a sus hijas... He percibido mucha ternura, he recogido mucho Amor de personas que apenas me conocían, palabras de reconocimiento, de confianza. He recibido mucho agradecimiento por parte de personas que con sólo escucharnos y abrazarnos, han tenido suficiente… un agradecimiento que tanto tiempo he necesitado y que ahora estas mujeres que apenas me conocen me han regalado.
Son tantas las sensaciones vividas, tanto lo compartido que en unas letras es imposible de plasmar, porque han sido no en vano nueve meses profundos de cansancio físico, de cansancio emocional… de dolores de cabeza, de ganas de vomitar… Ha sido tiempo de reflexión, de interiorización, de sacar trastos viejos, de cerrar heridas, de abrir canales, de DAR y de RECIBIR ¡Tanto!
En muchas de las ocasiones os he tenido presentes, a cada una de vosotras por un motivo. ¡Cuánto me hubiera gustado compartir ciertos momentos! Por eso quiero hacerlo en la medida de lo que puedo a través de mis palabras, estas emociones que me han oprimido el corazón y que ahora, finalmente y poco a poco voy integrando.
Ahora espero que de nuevo la Vida sea generosa conmigo y me permita llevar a la práctica estos anhelos míos y poder acompañar a otras mujeres en la llegada de sus hijos al mundo, a través de esta nueva Vida que se ha abierto en mí tras este parto. Sé que debo hacerlo y que estoy preparada… y que esperaré ilusionada el momento.
Gracias por escucharme queridas, gracias por haber estado ahí. Cada cual a su manera, cada cual con su especial presencia… por haber confiado en mí. Sin vuestro apoyo quizás no hubiera sido tan fácil. Gracias por pertenecer a mi GRAN CÍRCULO DE MUJERES.
Con Amor.
CONCHA (hija, hermana, madre, madre-suegra, tía, abuela, amiga…)”
1 comentario:
Concha
Como siempre, emocionas a quien te lee, a quien te escucha, a quien te siente presente...
sólo una palabra que no me cansaré de decirte y que creo que no hace falta muchas mas......GRACIAS
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