martes, 14 de septiembre de 2010

DESPEDIDAS...

Una compañera nos ha enviado este texto compartiendo la experiencia de una pérdida, la experiencia de la despedida. Experiencia potente, como lo es un nacimiento. Esperamos que os emocione tanto como nos ha emocionado a nosotras. Gracias por compartirlo, Concha:

Una conexión a través del Amor. Epitafio.

Creo que tan importante es la llegada al mundo de un ser humano, como su partida. Esta es mi reciente experiencia en la despedida de un ser amado.

Todos la llamaban Alegría a pesar de estar bautizada con el nombre de Carmen y para la familia era la tía Alegre. Tras un largo y doloroso proceso de enfermedad se ha ido con 73 años. La herida que ahora se ha quedado abierta en el corazón de las personas que la conocíamos, que la amábamos, se cerrará poco a poco, lentamente en el tiempo, cuando pensemos en ella al recordarla con todo lo que nos ha dejado, con sus palabras de cariño, con su generosidad extrema, con su apoyo incondicional, con su Amor, con su Alegría…

Aunque hemos seguido día a día su proceso y éramos conocedoras de que se acercaba el fin, no pensamos que estuviera ahora tan cerca. Pero sus hijos, viendo que el final estaba cercano se pusieron en comunicación urgente con su familia: la hermana de su madre y sus primas. Mi madre y mis hermanas.

Decidimos viajar a Barcelona el viernes en el tren de las 15:00 h para estar allí a las 18:00 e ir directamente al hospital con el fin de darle nuestro adiós, nuestra bendición para la partida. Nos recogería otra de mis hermanas, quien vive allí y ha compartido con ella, desde el principio, este proceso de desapego a la vida…

Durante toda la mañana me sentí muy inquieta, una gran desazón intentaba apoderarse de mí pues sabía que la despedida no iba a ser fácil, aunque cada una de nosotras ya la había hecho a su manera, aunque mi amada tía y yo ya la habíamos realizado en el mes de junio en silencio y con dolorosa complicidad. Aún así, me sentía nerviosa y dando vueltas por mi casa me detuve ante una fotografía que tengo en el salón, de ella junto a mis primos. Me detuve, la miré y le dije “Adiós tía, por si no llego a verte”. Las lágrimas rodaron por mis mejillas y me serené.

A los 20 minutos más o menos de este hecho, una llamada telefónica de mi hermana, la que vive en Barcelona, me comunica que la tía ya se ha ido…y se me ponen los pelos de punta, la piel erizada. La había sentido tan cerca apenas unos minutos antes Ahora mi pena se centra en cómo se lo hago saber a mi madre con 83 años, de salud delicada y con una adoración infinita por su hermana menor. Se me parte el corazón de sólo pensarlo.

Pero tengo el apoyo de mi hermana pequeña, lo tenemos ambas mutuamente, y la telefoneo para decírselo. Se queda callada, entreveo un sollozo a través del auricular y con la voz entrecortada me comenta que hacía media hora más o menos, al recoger a su hija del colegio le habían entrado unas ganas inmensas de llorar y se ha dejado llevar. La niña al ver así a su mamá, sin motivo aparente para el llanto, le ha preguntado porque lloraba y ella le respondió que tenía mucha pena y necesitaba hacerlo justo en ese momento.

Nos encontramos las tres en la estación, pero antes de subir al tren creímos oportuno decirle la verdad a nuestra madre para que la impresión no fuera tan fuerte al llegar al destino. Mi madre comenzó a llorar serenamente, expresando su dolor con calma, y con una entereza impresionante nos dice que ya se lo imaginaba porque, hacía una hora más o menos que la vela que ella le tenía encendida a su hermana se había apagado y tantas veces como intentaba encenderla de nuevo se volvía a apagar, lo que le transmitió que su hermana ya se había ido.

Mi madre ES una mujer sabia. Y nuestra querida Alegre, sabedora de que no íbamos a llegar a tiempo, quiso despedirse de cada una de nosotras.

El fin de semana ha sido intenso, hemos palpado el dolor pero hemos convivido con el Amor, con el gran amor que esta mujer tenía hacia sus hijos, hacia sus nietos, hacia su hermana, hacia sus sobrinas, hacia todos y cada unos de los miembros de su familia. Porque aún a pesar de su ausencia, ese sentimiento estaba presente en todos nosotros.

Todas las personas que vinieron a darle la despedida coincidieron en resaltar lo mismo, la gran Alegría que manifestaba y que transmitía allí donde estuviera. Y algunas así lo reflejaron en el libro de condolencias.

Alegre sido una madre atenta y solícita, una hermana protectora, una tía generosa y cómplice, una amiga para tod@s. Ha sido todo lo bueno que se puede juntar en una persona, ha vivido su enfermedad con serenidad, sin lamentos, con sus miedos y su pena que ha sabido compartir en algunos momentos, pero que en otros se ha callado para proteger a los más vulnerables en estos momentos: sus hij@s.

Cuando hablo con alguien de la generosidad como una virtud de las más necesarias para llevar una vida en armonía, siempre he mencionado a mi tía Alegre como una de las personas más generosas que he conocido en mi vida, y solo he conocido a dos.

Vuelvo dar gracias a la Vida por haber tenido en la mía a una persona como ella, por haber estado cuando la he necesitado, por haber sabido callar, por haber hablado en su momento, por todo lo que me ha enseñado y por lo que también me ha ocultado.

Y creo, ahora más si cabe, en la conexión entre personas con un mismo sentimiento que hace de hilo conductor. Creo en una sintonía especial que se pone en marcha cuando el corazón, aún con dolor, está henchido de paz y es capaz de canalizar la emoción hacia algo más superior, hacia algo que perdura por mucho que los años pase: el Amor.

Gracias tía por haber estado, por haber sido. Permanecerás en mi corazón y en el del resto de tus seres queridos hasta que llegue el momento del encuentro.

Con Amor

Concha (tu “sobri” de Valencia)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Concha, mi hermana de vida y compañera de camino.
Cierto es todo lo que dices, yo desde mi ser, he vivido mucho amor en todo este proceso.
Desde que la cuide en su casa dos meses, desde todo lo que me compartia de su dolor y puedo decir que me siento muy en paz conmigo y con ella.
Pese a ser mi tía (era mi madre en Barcelona)Teniamos mucho en común, ella fue mi apoyo, mi pedestal en momentos de derrota , mi pilarmi eje.
De generosidad extrema, siempre eran primero los demás...
Ella callaba y siempre extendia sus alas protectoras.
Estoy contenta, porque te fuistes en paz,recibistes mucho amor y en los ultimos dias estabas tan serena, tan guapa, con tanto amor..
Aquella habitación brillaba, pese tu enfermedad.
Quiero decir, que la conexión a distancia, sin hablar existe, siento que fuistes dando a todos tu despedida antes de lo real,de lo fisico, en el espacio..
Mi madre; tu amor y enseñanza reina en mi vida.
Te amo.
He reconectado, que solo existe el momento presente, el aqui y ahora.
Por lo tanto ,Amemos a nuestros seres,amigos amemos la vida y no tengamos miedo de mirar a los ojos y decir" te quiero".
Qizás para mañana sea tarde....
Con Amor:tu hermana Carmen de Barcelona.

Anónimo dijo...

Ay, Concha, siempre me haces llorar....me llenan de emoción tus palabras...y se me ponen los pelos de punta con la despedida de tu tía con todas vosotras...mucha luz y amor para cicatrizar esa herida que tu dices y sobre todo mucha ALEGRIA...que creo que es lo que tu tía querría...no conozco a las demas mujeres de tu familia pero por lo que intuyo sois una casta de mujeres poderosas, especiales e inmensamente sabias. Un abrazo desde mi corazón para aliviar tu dolor, sé lo mucho que la querías.
Rocío

Anónimo dijo...

Querida Concha, te acompaño en tus sentimientos y te agradezco testimonios como el que acabo de leer pues me colman de esperanza y de Alegria. De Alegría por intuir en tus palabras que hay algo más y que el Amor es poderoso....Sol

Anónimo dijo...

que verdad y que cierto todo tu rlato ..era un amor y estara en los corazones de sus seres queridos essto nos enseña..la vida continua para todos y las enseñanzas tambien os quiero mama y tia